lunes, 6 de febrero de 2017

Juzgamos demasiado rápido.

Juzgamos demasiado rápido.      

Hoy como sociedad tenemos un mayor acceso a la información, ya sea a través de los medios de comunicación que antes conocíamos como convencionales, periódicos, revistas, TV, radio y que gracias al internet, las TI, las redes sociales y el gran aumento en dispositivos móviles inteligentes, podríamos decir que casi todos tenemos acceso a la información de manera instantánea.  

Hoy somos muchas más personas que no tenemos que esperar llegar a casa u oficina para ver el noticiero o leer el periódico por ejemplo, pues prácticamente tenemos TODA la información TODO el día disponible en la mano a través de los dispositivos móviles.

Cierto es que por la brecha socioeconómica, al menos en México, no todos tenemos los mismos accesos, pero las estadísticas nos muestran que esta situación se ira acortando en el corto plazo a medida que las tecnologías mejoren, la cobertura crezca y las tarifas bajen, como sucede casi con todo.

Al final yo creo que esto es una gran área de oportunidad para todos, para estar mejor comunicados, saber que pasa en el mundo o en alguna región especifica de nuestro interés y sobre todo para estar, de manera más fácil y económica, en contacto con las personas que nos interesan y están lejos.

Es también cierto que mucho se ha dicho acerca de los pros y contras de esta comunicación inmediata, que si vemos a niños, jóvenes y adultos “conviviendo” a la mesa pero cada quien metido en sus dispositivos hablando con otras personas que no están presentes.

También en la empresa o en el trabajo, a quien no le ha pasado que está en una reunión o entrevista o cita de negocios y las personas están constantemente interrumpiendo la comunicación directa con su interlocutor dándole más importancia al que no está físicamente presente.

Y lo peor es que muchos lo hacemos, ya sea sin querer o inconscientemente o incluso interrumpimos el dialogo para contestar porque te escribe “el jefe” y el asunto es de vida o muerte, que talvez si es un médico, policía, o algo por el estilo puede ser que sea cierto.

Pero la realidad es que cada día aceptamos esto como algo normal y cotidiano, ya no es raro que nos digan o digamos “permítame tantito que debo contestar esto urgente” y que lo aceptemos como tal sin quejarnos porque seamos honestos, después de esos minutos se rompe el hilo de la conversación y retomarlo puede ser difícil.  

En el ámbito de los negocios en varias empresas y en varios países están implementando algo así como normas que permitan a los ejecutivos darle la importancia debida al interlocutor que está sentado frente a ellos, no importando si es un gran e importante cliente, o un colaborador (no creo que nadie se lo haga a un importante cliente o a un “gran” jefe en cualquier organización)

Creo que todos podemos poner de nuestra parte, seguir unos simples códigos de educación o respeto para con quienes nos encontramos físicamente en ese momento, desde poner nuestro celular en vibrador, tratar de no romper la comunicación personal para generar una comunicación empática y efectiva con las personas; es muy desagradable que alguien que esté hablando en una junta o reunión diciendo algo que la persona considera importante y que los demás estemos viendo constantemente el teléfono, como diciendo tengo cosas más importantes que hacer.

Y estoy seguro se preguntaran ¿a que viene todo esto? Si ya lo sabemos. Y la respuesta es sencilla.

Si creamos comunicaciones personales más empáticas y efectivas, seremos más exitosos en todos los ámbitos, reduciremos el tiempo que dedicamos a esas reuniones personales dándole la importancia debida y arreglando de manera más rápida el tema que se nos trata, y estos pequeños detalles nos ayudan a volvernos personas más eficientes y a administrar mejor nuestro tiempo.

También nos permitirá ser más asertivos en todo lo que hacemos y esto nos lleva al título de esta entrada: Juzgamos demasiado rápido.

Porque así como en una entrevista cara a cara o encuentro personal si nos distraemos con los chats de WhatsApp, o con las redes sociales y vemos que puso la vecina o la mama de un compañero del colegio, perdemos la oportunidad de construir relaciones personales más sólidas y de respeto mutuo.

Pero también perdemos la capacidad de discernir y verificar la información que recibimos en las redes sociales o medios digitales, es decir de concentrarnos para determinar qué información es importante  y cual no lo es.  

Todos hemos sido testigos, al menos en Veracruz, de lo que sucede cuando difundimos noticias que no son ciertas y que pueden provocar un caos o momentos de incertidumbre que nos afectan a todos.

Con tantos canales de comunicación, lo cierto es que estamos expuestos (o más bien con libre acceso) a mucha información, lo cual desde mi punto de vista no es malo; al contrario es muy bueno ya que todos tenemos derecho a informarnos y estar enterados de lo que nos importa.

También este libre acceso es muy bueno porque nos permite a todos informar de cualquier tema que antes era casi imposible. Hoy todos podemos ser fuente de información valiosa para muchos y en diferentes campos como de seguridad, educativo, social, deportivo, turístico, o quejas sociales e inclusive denuncias de probables situaciones anómalas.

Usemos este nuevo empoderamiento que nos dan las nuevas tecnologías de manera responsable, no juzguemos demasiado rápido sin conocer la verdad de la información o por lo menos la información completa.

Hagamos de esto un nuevo valor: RESPETO en el mundo digital, porque para la mayoría de nosotros esto es nuevo, pero nuestros hijos nacerán o crecerán con el chip integrado y no podemos inculcarles valores y educación en la vida cotidiana o en casa o escuela y que en internet sean o puedan ser “otras” personas.  


Que tengan un excelente inicio de semana!


Harry Grappa Guzmán

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